Más de mil millones de personas en todo el mundo, aproximadamente el 15% de la población mundial, tienen algún tipo de discapacidad física, mental, intelectual o sensorial.
Para promover los derechos de estas personas, así como acciones de sensibilización y compromiso social en la sociedad mundial, hace 29 años, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estableció la fecha del 3 de diciembre como el Día Internacional de las Personas con Discapacidad.
Este año, el tema es Liderazgo y Participación de Personas con Discapacidad para un Mundo Post-Covid-19 Inclusivo, Accesible y Sostenible, una invitación a reflexionar sobre el desarrollo de políticas públicas que garanticen los derechos establecidos en la Convención de la ONU.
Realidad latinoamericana
En toda América Latina hay alrededor de 85 millones de personas con discapacidad. Una parte importante de la población que viene luchando por sus derechos y que deberían aumentar en los próximos años, ya que hay un aumento de la esperanza de vida y el envejecimiento dificulta ver, oír, caminar, etc.
Según Ana Lucia de Mello, Terapeuta Ocupacional que por 26 años se ha desempeñado como Consultora en Inclusión de Personas con Discapacidad, más que un momento de celebración, el Día Internacional de las Personas con Discapacidad es una fecha para luchar, para recordar los logros y para seguir avanzando en la inclusión y en la búsqueda de una mejor calidad de vida.
“Es un momento de trabajar para concienciar a toda la población sobre los derechos de las personas con discapacidad. La accesibilidad también forma parte de este tema, que ha evolucionado mucho en los últimos años, pero aún hay que avanzar para entender que esto es un beneficio para todos y no para un público específico”, analiza Ana Lucia.
Accesibilidad universal
Es decir, cuando se piensa en la accesibilidad universal, se logra la equidad. Porque rompe barreras, permitiendo a todas las personas utilizar los medios de transporte, visitar edificios comerciales o residenciales y acceder a espacios de ocio como teatros, cines, auditorios, estadios, restaurantes, entre otros.
Zayda Paola Díaz Álvarez, Arquitecta Especialista en Accesibilidad Universal y Ejecutiva de Negocios de Accesibilidad de TKE en Colombia, coincide en que la accesibilidad ha avanzado y hay un gran avance en algunas regiones, con leyes y regulaciones, pero aún no lo suficiente.
“Creo que este tema tendrá más fuerza en el futuro cercano y que habrá una transformación colectiva, abordando la accesibilidad universal de manera transversal y en beneficio de todos, entendiendo a las personas como seres humanos diversos, generando valor profundo en cada sector. Prueba de ello es que empresas como TKE ya se están tomando en serio la accesibilidad, generando inclusión y productividad”, comenta.
Además de la legislación relacionada con el tema, las discusiones en la sociedad, realizadas por organizaciones y agentes de cambio, han motivado y generado los intereses de la población en general. Este es el caso del mercado laboral, que está experimentando un gran movimiento de inclusión de personas con discapacidad en los más diversos sectores.
Ana Lucia explica que las empresas están abriendo sus puertas para incluir en su plantilla a personas con diferentes tipos de discapacidad, por ejemplo, psicosocial, que hasta hace poco no se había considerado. Por lo tanto, darse cuenta de que la inclusión es beneficiosa para la corporación, ya que las personas están dotadas de capacidades y competencias que pueden agregar valor a los equipos. Además de entender que el mundo es diverso y que las empresas necesitan establecer comunicación con todos.
Incluir para crecer
De esta forma, también se combate el capacitismo, un concepto reciente, pero que siempre ha sido experimentado por las personas con discapacidad, generando prejuicios y discriminación. Una actitud arraigada en la sociedad que lleva al individuo a pensar que, el hecho de que una persona no tenga una capacidad física o sensorial, se vuelve incapaz, provocando un descrédito en relación a la capacidad, expectativa de futuro y, en consecuencia, exclusión.
“Para cambiar esta realidad, es importante detectar dónde están nuestros sesgos y prejuicios. Así podremos entender, por ejemplo, que el hecho de que una persona ciega no acepte nuestra ayuda puede ser porque realmente no la necesita. La creencia de que se necesita ayuda es uno de los sesgos de la capacitación. Nuestra mirada se dirige a las personas con discapacidad con la idea de que, por tener un cuerpo diferente o sin limitación, somos más capaces, en base a un marco de ‘cuerpo perfecto’. Esta es la raíz de la capacitación”, explica Ana Lucia.
Zayda recuerda que en América Latina, desde la década de 1970, las personas con discapacidad han sido estigmatizadas hacia la caridad, ya que el prejuicio asocia la discapacidad con la compasión y una especie enfermedad o castigo, lo que acaba ocultando la realidad que vive esta población a diario. “Nuestro trabajo contribuye a concienciar y promover una visión empoderadora, haciendo que la sociedad perciba la discapacidad como una forma diferente de hacer las cosas, como cualquier otra persona, pero que requiere un cambio en el entorno y herramientas adecuadas. Teniendo este conocimiento, no hay más miedo y discriminación”, dice la arquitecta.
Iniciativa organizacional
Para que la inclusión evolucione cada vez más, también es importante que las empresas se comprometan con el tema a través de políticas internas con la participación de los empleados, con el propósito de promover la diversidad y romper prejuicios. Así, la inclusión gana fuerza en la planificación estratégica de las organizaciones.
En TKE, el Comité de Diversidad e Inclusión ha estado cumpliendo esta función. Creado hace dos años para promover el crecimiento profesional y personal de los colaboradores de este universo, el comité promueve debates sobre los temas que conforman los pilares del Plan de Diversidad e Inclusión: racial, género, PCD’s, generacionales, cultural y LGBTIQ +.
Según Renan Anger, líder de diversidad e inclusión, hay más de 130 personas que participan activamente en la construcción de un entorno inclusivo y escriben un capítulo en la historia de la empresa. “Vamos a profundizar en el conocimiento de la realidad de cada país de América Latina donde operamos, para comprender el contexto de las personas con discapacidad y promover acciones más focalizadas y profundas para la inclusión de este público. Además, vamos a promover debates y vidas para llevar más información a nuestros empleados sobre este importante pilar de nuestro Comité”, destaca Renan.
El gerente de la Sucursal São José dos Campos y representante del Pilar Persona con Discapacidad del Comité de Diversidad e Inclusión, Ludgero Luciano da Costa, insiste en resaltar la importancia del trabajo para involucrar a los empleados en el debate, buscando siempre promover la diversidad en el empresa. “Ser una persona con discapacidad me ayudó a sentir empatía por los demás y ser justo. Actúo como facilitador de personas con discapacidad en nuestra empresa, para que comprendan su lugar en la sociedad, sus posibilidades y para que no sean discriminadas por su discapacidad. Además, a través de la información y las actividades, buscamos concienciar a los equipos y líderes de cómo tratar a las personas con discapacidad con equidad”, analiza Ludgero.Para nosotros, fortalecer la diversidad genera valor, ya que una empresa solo puede crecer de manera sostenible si respeta las diferencias.